La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 ha obligado a las entidades y las empresas a cambiar su forma de organización. El teletrabajo, que antes casi no se contemplaba, se ha instaurado - de forma temporal - como una práctica necesaria. Debido a la vertiente asistencial que caracteriza a las entidades del Tercer Sector, la adaptación a esta nueva manera de trabajar se presentaba como una utopía, pero unos meses después, evalúan que se han adaptado al cambio de forma natural y positiva.
Durante el estado de alarma y el posterior confinamiento a causa de la covid-19, la sociedad se ha enfrentado a muchos cambios. Desde las instituciones y los comercios hasta en las comunidades vecinales y la ciudadanía, todo el mundo ha tenido que tomar medidas rápidas y excepcionales para adaptarse a la "nueva normalidad".
Para hacer frente a varias necesidades sociales no cubiertas o insuficientemente satisfechas, en los últimos años han ido surgiendo varias iniciativas creativas. Estos proyectos innovadores son impulsados por las entidades catalanas enfocadas al Tercer Sector.
Las desigualdades entre las personas más ricas y las más pobres, tanto a nivel estatal como global, se siguen acentuando. De hecho, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España es el cuarto país europeo con más desigualdades. ¿Podría una fiscalidad más justa ayudar a reducir esta brecha y beneficiar los colectivos más vulnerables?
El pasado mes de junio el Congreso de los Diputados aprobó el Ingreso Mínimo Vital (IMV), que tenía que servir para ayudar a combatir la pobreza en España, una prestación que se ponía en marcha a raíz de la pobreza sobrevenida a causa de la Covid-19. La realidad, en cambio, es que la pandemia ha colapsado las oficinas del Instituto Nacional de la Seguridad Social y la gran mayoría de personas que han solicitado esta prestación siguen a la espera de una respuesta por parte de la administración, un colectivo que depende urgentemente de esta prestación para salir adelante en su día a día y que en muchos casos todavía está pendiente de una respuesta.
La crisis de la covid-19 es sanitaria pero también económica, y los centros especiales de trabajo (CET) lo acusan mucho, porque a la dificultad económica de tener que parar la actividad o de trabajar a medias se los suma la atención a las personas trabajadoras que tienen una discapacidad. En estos momentos los CET tienen que multiplicar esfuerzos por no cerrar y ver abocados al paro los colectivos a los cuales dan trabajo. Si la perdieran, les costaría mucho más encontrar uno nuevo que al resto de la población.
La transparencia se puede considerar el punto de partida de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), puesto que, por definición, sin ella la RSE no es posible. Es también un indicador de coherencia y, por lo tanto, un signo de buena salud corporativa de la organización.
La inserción laboral es un paso más hacia la integración social y comunitaria de una persona. Este adelanto supone todo un reto, y todavía lo es más para las personas que han sufrido un trastorno de salud mental. Es por eso que encontrar trabajo es uno de los objetivos principales de las entidades que se dedican a apoyar al colectivo. Pero buscar trabajo requiere una preparación previa, y aquí es donde entran en juego los servicios prelaborales.
Según los primer estudio hecho en el Estado español sobre los efectos psicológicos en los niños y las niñas durante el confinamiento, el 89% de niños y adolescentes presenta alteraciones en el comportamiento y la salud emocional. Veamos, pues, cuáles han sido los efectos emocionales más comunes durante el confinamiento y la vuelta a la escuela, y cómo detectarlos en casa.
Según un estudio vinculado a la Universitat Oberta de Catalunya, la salud mental del 46% de las personas españolas está en peligro a raíz de la Covid-19, y 6 de cada 10 se sintieron deprimidas durante el confinamiento. La crisis sanitaria y la económica que se deriva ha puesto en riesgo la salud mental de la sociedad y, en particular, la de aquellas personas que ya tenían un diagnóstico de salud mental.
En los últimos años, la creciente llegada de Menores Extranjeros No Acompañados (MENA) ha puesto este colectivo en el punto de mira. Entre 2016 y 2019 llegaron a Catalunya 6.600 menores inmigrantes, según datos de la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia (DGAIA). Veamos cómo afecta psicológicamente a estas menores la migración desde sus países de origen.
Hace más de treinta años que el Big Data es utilizado por las empresas privadas para mejorar la experiencia de la clientela y la eficiencia de los procesos de negocio en campos tan diversos como el transporte, la banca, los seguros y el comercio, entre otros, pero todavía no se aplica de forma habitual en el Tercer Sector Social. Por eso nos preguntamos qué es el Big Data y qué aplicaciones tiene en el Tercer Sector.